El legado de la alta relojería francesa
La relojería francesa tiene una rica historia de excelencia e innovación. Ha moldeado la industria relojera de lujo que conocemos hoy, en especial a los diseñadores de alta costura.
Artesanía e innovación
Los relojeros franceses siempre han superado los límites. A lo largo de los años han creado relojes realmente impresionantes. Basta con pensar en el Tourbillon de Breguet, que revolucionó el sector y que sigue maravillando a los aficionados a la relojería.
Estos artesanos no sólo fabrican relojes. Crean pequeñas obras de arte para tu muñeca. Cada engranaje, muelle y aguja se elaboran prestando una atención enfermiza al detalle. No es raro que un solo reloj tarde meses en completarse.
Marcas francesas como Cartier y Van Cleef & Arpels combinan la relojería con el diseño de joyas. ¿El resultado? Relojes que son a la vez funcionales y preciosos.
Hitos históricos notables
Francia ha sido una potencia relojera durante siglos. En 1675, Christiaan Huygens inventó el muelle de espiral. Esta pequeña maravilla hizo que los relojes ganaran mucha precisión.
En 1801, Abraham-Louis Breguet patentó el tourbillon. Sigue siendo una de las complicaciones más apreciadas en los relojes de alta gama.
Durante el periodo Art Déco, los diseñadores franceses se volvieron locos. El reloj Tank de Cartier, inspirado en los tanques de la Primera Guerra Mundial, apareció en escena en 1917. Hoy sigue siendo un icono de estilo.
En años más recientes, las marcas francesas han seguido innovando. Han adoptado nuevos materiales y tecnología punta, manteniéndose fieles a sus raíces.