Historia de Omega: la primera de las dos
Omega tiene una larga historia. Louis Brandt sentó las bases de Omega en 1848. En sus inicios, Louis Brandt se dedicaba a ensamblar relojes de bolsillo de cuerda a partir de piezas suministradas por artesanos locales en su taller de La Chaux-de-Fonds. En 1879 falleció Louis Brandt. Sus hijos Louis-Paul y César tomaron las riendas del negocio y decidieron trasladar la empresa a Bienne.
A partir de ese momento, decidieron centrarse en fabricar sus propias piezas y componentes. Esto les llevó, en 1885, a crear el "Labrador", el primer calibre producido en serie. El siguiente calibre que fabricaron fue el "Omega 19 líneas". Este movimiento supuso una revolución en precisión y diseño. El éxito de este movimiento les impulsó a adoptar el nombre de Omega para su marca.
En 1903 fallecieron también los hijos de Louis, y la empresa pasó a manos de un grupo de jóvenes liderado por Paul-Emile Brandt, el sobrino. Bajo la dirección de Paul-Emile, la marca despegó. En 1932, Omega se convirtió en cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos por primera vez, proveyendo cronógrafos para las Olimpiadas de Los Ángeles. No fue hasta 15 años después cuando Omega presentó, para celebrar su centenario, una de sus series de relojes más vendidas, la línea Seamaster, diseñada en sus inicios para la Marina Real Británica.